La lista de raperos asesinados es interminable. En Estados Unidos, casi podría considerarse una profesión de alto riesgo. A pesar de haber muerto, su música les ha hecho inmortales.
Christopher Wallace, más conocido como Biggie o The Notorious B.I.G., habría celebrado su 41 cumpleaños el pasado 21 de mayo, seguramente por todo lo alto, como acostumbraba. El gusto por la joyería, las chicas y el champán lo acompañó desde su primer contrato discográfico hasta el día de su muerte, el 9 de marzo de 1997. Su coche fue acribillado a balazos y murió en el acto. Tenía 24 años.
No fue ni el primero ni el último que acabó así. Su final está inevitablemente ligado al de Tupac Shakur, mundialmente conocido como 2Pac. Ambos protagonizaron la rivalidad entre la costa este y la oeste a mediados de los noventa.
El asesinato de Biggie en una de sus visitas a Los Ángeles se ha entendido siempre como venganza por el de 2Pac, aunque ambos crímenes siguen sin ser resueltos. Con 25 años, 2Pac dejó a medias una prolífica carrera musical cuando el coche en el que viajaba también fue ametrallado medio año antes que el de Biggie, por gente del entorno de este último, según se cree.
La lista de raperos asesinados es interminable. Lamont Coleman, apodado Big L, murió con 24 años en Harlem por un ajuste de cuentas que involucraba a su hermano. Otros no tan conocidos duraron menos. Camouflage, de la escena hasta hace poco underground de New Orleans, cayó abatido por las balas frente a su estudio con 21 años. Charizma, de California, terminó igual con 20. Yaki Kadafi, compañero de grupo de 2Pac fue encontrado de un balazo en la cabeza con tan solo 19 años.
El derecho a poseer armas, causante directo del estilo de vida violento que siempre ha acompañado al mundo del hip hop estadounidense, ha truncado la carrera de muchos raperos jóvenes en las últimas dos décadas. Pero no ha sido el único motivo.
Drogas y malos hábitos
Fat Joe, que se ganó merecidamente el sobrenombre desde muy joven por su obesidad, ha sido noticia en los medios especializados recientemente por su notable pérdida de peso. No tuvo el mismo éxito cuando a finales de los noventa intentó que su compañero de grupo, Big Pun, hiciese un programa de adelgazamiento. Big Pun llegó a pesar casi 300 kilos. Quitando las de su adolescencia, raras son las fotografías en las que aparece de pie. Daba sus conciertos sentado. Con 28 años murió de un ataque al corazón.
En Texas, DJ Screw inventó un nuevo sonido a principios de los noventa: el screwed and chopped. Consistía en remezclas ralentizadas a un tempo entre 60 y 70 beats por minuto acompañadas de scratches y repeticiones. Aunque él lo negó siempre, uno de los inductores de este nuevo estilo fue el consumo extendido de syrup que había en Houston aquellos años.
El syrup, también llamado purple drank por su color violáceo, es una bebida que forma parte de la subcultura del rap sureño y que se obtiene mezclando jarabe para la tos, bebidas carbonatadas y gominolas. La codeína y prometazina que contiene el jarabe provocan una ralentización en la percepción sensorial que hace estos remixes más atractivos. DJ Screw fue hallado muerto con 29 años. Los análisis de la autopsia concluyeron que la causa fue una sobredosis de codeína.
El legado
Aunque eran jóvenes cuando murieron, la mayoría de ellos tenía más que encaminada su carrera artística. Varios álbumes póstumos de Notorious B.I.G. y 2Pac dan cuenta de todo el material que grabaron en muy poco tiempo. Después de la muerte de DJ Screw, sus amigos han editado más de 250 cintas suyas. Peanut Butter Wolf ha hecho lo mismo con el trabajo de su compañero Charizma a través del sello independiente Stones Throw, que él mismo dirige.
Como las estrellas de rock, vivieron peligrosamente o tuvieron mala suerte, pero su música los hizo inmortales.
Fuente: Gonzoo.com
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